Hoy martes 31 de diciembre, a la medianoche, finalizará el 2024 y se dará la formal bienvenida al novato 2025, sobre el cual recaen las esperanzas de paz, éxito y felicidad de una gran parte de la ciudadanía lojana y nacional.  

Para alcanzar simbólicamente esos propósitos y, otros también, muchas personas llevan adelante una serie de añejos rituales culturales que les permiten aligerar la carga emocional que conlleva transitar entre un año que pudo ser no muy provechoso y otro sobre el cual se depositan todas las expectativas de buenaventuranza que no se cumplieron en el actual.

En Ecuador y, particularmente en Loja, un gran número de personas se acoge a esas tradiciones populares y ancestrales, a modo de cábalas para la buena suerte, destacando, en primer lugar, la quema de monigotes, figuras de cartón consumidas por las llamas como símbolo de purificación. A ésta, se agregan otras como el uso de ropa interior de colores específicos para atraer el amor o la riqueza. Otras personas, no menos exigentes en cuanto a sus deseos de bienestar, consumen uvas o recorren su sector residencial con maleta en mano para augurar que el nuevo año les dispensará gratos y apetecidos viajes.