En 2023 la justicia ecuatoriana unificó las penas carcelarias existentes, hasta entonces, en contra del exvicepresidente de la República Jorge Glas, que sumaban 14 años de reclusión.
Con sustento en la legislación penal vigente, de modo general (existen prevenciones contempladas en la ley) y, al no estar en firme, aún, la nueva sentencia de 13 años de prisión, Glas cumpliría dos tercios de su condena en un plazo no mayor a los siguientes 18 meses, lo que le permitiría acogerse al beneficio de libertad condicional, es decir, cumplir el resto de su castigo fuera de la cárcel y ciñéndose a condiciones especiales de seguridad determinadas por la justicia, por ejemplo, prisión domiciliaria y uso de grillete electrónico.
Sin embargo, su reciente condena por el caso denominado “Reconstrucción de Manabí”, podría echar abajo los eventuales planes de los abogados del exsegundo mandatario para recurrir, próximamente, a dicho beneficio. Aunque tiene instancias de apelación a esta sentencia, como están las cosas para Glas, es poco probable que cambie su actual situación de movilidad, al menos no antes de mediados de la siguiente década.
