Despedir un año y recibir al nuevo en Ecuador, generalmente, implica un desborde de alegría popular y comunitaria que, en muchas ocasiones, lleva a extralimitar la tolerancia a nivel auditivo, poniendo en riesgo no sólo la seguridad física de los menores de edad y de las mascotas del hogar, también suele afectarse, aunque sea de manera momentánea, la estabilidad emocional de estos dos integrantes del núcleo familiar.

Como el ruido excesivo, generado en estas fechas por la música y las detonaciones pirotécnicas, puede alterar el sistema nervioso de algunos niños y, también, a gran parte de las mascotas, en especial las caninas, expertos en salud establecieron una serie de sugerencias para evitar esos traumas, destacando algunas como alejarlos de las explosiones pirotécnicas y de la música con volumen desbordante, hasta que estas expresiones populares hayan finalizado.

Desde el punto de vista de la salud física, especialmente aquella que compete a los más pequeños del hogar, estas recomendaciones refieren hacer una revisión médica especializada luego de estos eventos festivos bulliciosos. La sugerencia más evidente, pero, con seguridad, la menos viable de aplicar, es aquella que implica mantener moderado el volumen musical y no acercar a los menores a los puntos donde revientan camaretas y otros dispositivos pirotécnicos.