Erik Prince es un exmilitar de élite estadounidense que, hace más de dos décadas, creó un auténtico imperio basado en brindar servicios como seguridad privada, capacitación militar y despliegue de soldados de fortuna (mercenarios), en distintos conflictos armados del planeta.

Esta semana, Prince se reunió con el presidente Noboa en Quito. El mandatario, a través de su cuenta personal en X, señaló que ese acercamiento se dio con miras, presuntamente, a contratar a Prince y su nueva empresa de servicios de seguridad para luchar “contra el narcoterrorismo” en nuestro país.

Si bien es cierto que Erik Prince se desvinculó hace unos 15 años de Blackwater, la cuestionada empresa de paramilitares creada por él, misma que luego se vendió y cambió su nombre por los horrores causados por algunos de sus integrantes, el empresario siguió siendo parte de ese mundo y no con menos historias cuestionables a cuestas. Por el contrario, estuvo varios años laborando fuera de Estados Unidos y regresó cuando su amigo Donald Trump sumió su primer mandato en 2016, convirtiéndose, según rumores de la prensa gringa nunca desmentidos, en uno de sus asesores de seguridad más cercanos.

Trump fue quien, en el 2020, indultó a varios exsocios de Prince en Blackwater, que fueron condenados por los crímenes de los mercenarios en Medio Oriente. Tras la derrota de Trump ese mismo año, poco después Prince salió de Estados Unidos para radicarse, otra vez, en el exterior. Durante su permanencia bajo el alero político del magnate neoyorkino, Prince, según la prensa fuerte de Estados Unidos, pudo estar asociado con un plan estratégico para derrocar a Nicolás Maduro, el cual quedó sólo como una idea y cuya historia se conoció a través de los tabloides.

 Al parecer, la nueva victoria política de Trump le habría allanado el camino para el regreso seguro a su país y ahora, a menos de dos meses de iniciar el nuevo mandato de Donald Trump, Prince aterrizó en Ecuador para, presuntamente, gestionar un millonario contrato de seguridad con el Estado.

Medios informativos de nuestro país, prensa, televisión, radio y digitales, difundieron, desarrollaron y opinaron hace muy poco sobre los planes del gobierno ecuatoriano para acceder a recursos financieros extraordinarios, como la billonaria prima contractual de los chinos y canadienses por el campo Sacha y un represado desembolso, igualmente multimillonario, del Fondo Monetario Internacional, los cuales, según la prensa nacional, se pensaba utilizar para fines sociales.