Durante varios meses, estudiantes de una escuela ubicada en un populoso barrio del cantón Puyango tuvieron una carpa como salón de clases. Esta anomalía en el proceso formativo de esos estudiantes se dio por daños severos en el aula que los cobijaba.

Sin embargo, la alerta generada por el claro deterioro de una infraestructura de adobe y la emergencia suscitada por tener casi en la intemperie a varios escolares, motivó la intervención del Ministerio de Educación, entidad que invirtió cerca de 34 mil dólares para construir un aula nueva y sólida, obra que fue complementada con la instalación de baterías sanitarias renovadas.