Tras la inasistencia de casi el 90 por ciento de los jefes de Estado iberoamericanos a la cumbre organizada en Ecuador, el cierre del evento, concretado este viernes 15 de noviembre en Cuenca por parte de representantes, en su mayoría, de menor rango jerárquico, no pudo definirse con la firma de la tradicional declaración conjunta, ya que algunos de los parámetros, la mayor parte de ellos de índole progresista, no fueron aceptados por Argentina y Cuba.
Los puntos en discordia tenían relación con el apoyo a iniciativas globalistas como la agenda 2030 y la lucha contra el cambio climático, además de respaldar la sanción comercial estadounidense sobre Cuba.
Los representantes suscribieron solamente declaraciones especiales, relacionados con materias como seguridad, empleo, desnutrición infantil, entre otras.