Varias son las polémicas surgidas tras conocerse varios detalles de la compra, por 34 millones de dólares, de unos 30 mil chalecos blindados para uso del personal militar, en donde las respuestas de ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo, no dejaron conformes ni a propios y, mucho menos, a extraños.
Loffredo es el mismo sujeto que acusó de delincuentes a los cuatro muchachos de Las Malvinas y que negó que personal militar los hubiese detenido. En este contexto, el de los chalecos blindados, el ministro señaló no tener “la bola mágica” para saber que hizo un contrato con una empresa incumplida, según valoración realizada por el Sercop.
Días atrás, un conocido medio digital del país ‘destapó la olla’ del contrato gestionado reservadamente por el Ministerio de Defensa. Este develado no gustó a las Fuerzas Armadas ya que, de manera supuesta, sacó a la luz varios presuntos cuestionamientos que surgirían, según se ha comentado en los medios de prensa nacional, desde las propias filas del Ejército, hecho que fue tangencialmente asimilado por un comunicado institucional.
Según esa información, los referidos chalecos antibala no serían de la calidad protectora que se especifica en el contrato. Eventualmente, su blindaje permitiría que una bala haga daño al efectivo que lo porta. Un conocido comunicador social del país señaló que las pruebas balísticas debieron ser realizadas con un elemento de las Fuerzas Armadas portando el chaleco, para, de esa forma, desvirtuar toda duda sobre la legitimidad del contrato.